La elaboración de la memoria social está supeditada a procesos en que intervienen distintos actores que se disputan interpretaciones plurales, contradictorias, simultáneas y diversas, respecto de cómo recordar y qué recordar. La exhibición permanente del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Santiago, es un caso empírico en que estas disputas y nociones alternativas sobre la memoria se estabilizan. Lo que analizo en este artículo es, precisamente, cómo se gestionan estos procesos, a través de que objetos, relatos y justificaciones los actores involucrados memorializan el pasado histórico y, por último, a qué dispositivos y operaciones se encuentran sometidos para cumplir con exigencias de admisibilidad y aceptación.