"En el siglo XX, uno de los nudos más traumáticos de la memoria ha sido, sin duda, la sistemática violación de los derechos humanos. El reconocimiento de estos hechos ha sido un largo proceso y la reparación pública de las víctimas una tarea, en la mayoría de los casos, aún pendiente. Los conflictos armados, las guerras civiles y el terrorismo de estado han incorporado una nueva terminología a la legislación internacional: holocausto, genocidio, crímenes de lesa humanidad. La revisión del pasado y la confrontación de memorias en torno a estos hechos han sido siempre procesos complejos y desgarradores para las sociedades que han debido enfrentarlos. Muchas veces han debido pasar años para instalar en el espacio público el debate sobre lo vivido y la mayoría de las veces el silencio y el olvido han conspirado en contra de ese propósito. Rescatar del silencio aquello que fue persistentemente negado es un deber ético de justicia y reparación, para con las víctimas, pero es también una responsabilidad con la sociedad chilena que se enfrenta hoy a la posibilidad de mirarse y reconocerse en su historia. Una de aquellas dificultades radica en el hecho de que la historia de la represión está íntimamente asociada al silencio. El silencio de la víctimas que tienen miedo, o quisieran olvidar tanto dolor, el silencio de los que prefieren no saber, porque no quieren creer y el silencio de los que pretenden ocultar sus responsabilidades."