La revuelta popular desatada el 18 de octubre de 2019, sacó a la superficie múltiples tensiones que atraviesan nuestra historia como país. Una de las más estructurales, es aquella que enfrenta al pueblo movilizado contra el Estado, y cómo el Estado responde a las legítimas demandas de la movilización popular. La respuesta ha sido principalmente –y al igual que en otros momentos de la historia de Chile- la represión. Represión ejercida tanto por los agentes del Estado (policías y militares), como también ejercida desde sus poderes legislativo y judicial, que puede ser leída como una estrategia constantemente utilizada por los gobiernos tras el retorno a la democracia, la que ha debido adecuarse en diversos momentos a las transformaciones que ha experimentado la protesta social y la violencia política popular en los últimos 20 años.