Tras las consecutivas caídas de los gobiernos democráticos en América Latina, y en especial en el denominado Cono Sur1, se instalaron regímenes cívico-militares establecidos a partir de sangrientos Golpes de Estado, iniciando cruentas dictaduras que en algunos países llegaron a durar más de veinte años. Los militares, secundados por sus respectivas derechas, destruyeron con toda violencia cualquier derecho y libertad de organización política alguna vez conocida por la sociedad, para instalar el terror a través de medidas represivas que demostraron el lado más bestial al que puede llegar la humanidad. La aplicación del Terrorismo de Estado fue una política sistemática que se ejecutó con un patrón repetitivo, donde cada nación bajo dictadura estaba condenada a los mismos tormentos.